La anécdota de un inmortal
El anciano había vivido tanto que ya no estaba seguro cuando era su cumpleaños, sin embargo, le gustaba celebrar Año Nuevo en alguna ciudad grande para observar la forma en que los mortales celebraban un año más que para él era como si hubiese pasado apenas una hora en su vida. En cierta visita, en alguna ciudad, en algún determinado año; el anciano vio una extraña escena. Unos niños jugaban con una pelota en una calle aparentemente solitaria (los autos pasaban con muy poca frecuencia), pero esa tranquilidad se vio interrumpida por el aullido de un perro. El anciano vio como los niños buscaban al perro, sin embargo, no encontraban nada. La determinación de estos pequeños conmovió al anciano, por lo que también intentó buscar al can. Una hora más tarde, el anciano encontró al perro y dio aviso al grupo de niños. - Lo encontré – dijo el anciano, llamando la atención del niño líder. - Gracias, señor – el niño líder agradeció mientras sostenía al animal. El anciano siguió su cami