La pequeña habitación

Han pasado casi dos años, desde la última vez que escribí una historia corta para el blog. Debo confesar que me he animado, gracias a que deseo cumplir la meta que me he trazado (escribí de ello, en entradas anteriores).

La pequeña habitación

Esta historia se remonta a cinco años atrás, mi hermana menor y yo solíamos jugar en una pequeña habitación, repleta de cajas y objetos, tales como tijeras, papel, pegamento y lápices de colores. Gracias a eso, mi hermana y yo pasábamos desapercibidas, gran parte del día; ya que amábamos hacer todo tipo de manualidades que, posteriormente, obsequiábamos a mamá cuando llegaba a casa, después de una larga jornada laboral.

Nos encantaba ver la sonrisa de nuestra madre, cada vez que le hacíamos alguna bonita manualidad que usaría hasta que, de alguna forma, se desgaste.

Los años pasaron, mi hermana y yo, olvidamos aquella habitación donde nuestras fantasías de niñas se hacían realidad. Yo lo recordaba con cariño, sin embargo, mi hermana no deseaba recordar aquellos días.

Cierto día, ella me contó algo que rompió mi corazón.

En esa época era bastante despistada y, a pesar de ser la hermana mayor, no me di cuenta en ese momento de lo que pasaba. Mi madre nos llevó a esa pequeña habitación porque en esos tiempos ella se avergonzaba de nosotras, ser una madre soltera, para ser exactos. Ella aún seguía en la universidad y no quería que nadie viese a sus dos pequeñas niñas revoloteasen la casa e interrumpieran a quienes, ocasionalmente traía, para estudiar.

Por suerte, mamá pudo invertir en una habitación a prueba de sonido y la llenó (gracias al apoyo de nuestros bisabuelos) de objetos que pudiésemos usar para hacer manualidades.

Al descubrir la verdad, sentí un poco de pena porque mis recuerdos de niña habían sido ligeramente alterados, lo suficiente para que sean amargos.

Mi hermana y yo nunca pudimos hablar al respecto con mamá, ya que, ella no tiene noción de la realidad que le rodea y, sería muy cruel de nuestra parte, reclamar por algo tan insignificante.

 

La historia es de mi completa autoría (el plagio es malo).

Nota: Espero que les guste, tomen en cuenta que, generalmente, improviso para la sección “Historias cortas”.

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